sábado, 2 de mayo de 2015

La resistencia europea

LA RESISTENCIA EUROPEA (1939 - 1945)

“En los países ocupados por las fuerzas del Eje [...] las persecuciones raciales, la enajenación de todas las libertades, la autoridad cada vez más absoluta de la Gestapo persiguiendo a los patriotas con la ayuda de colaboradores a sueldo, todo ello fue la más cruel de las realidades para los habitantes de los países ocupados. [...]. [..] en los países momentáneamente vencidos, la derrota comienza tras la derrota de los ejércitos normales, e incluso a veces después de la desaparición de los gobiernos legítimos. Compuesta únicamente por voluntarios, no tardará en ser una conciencia colectiva, bastante más que las fuerzas regulares. A partir de una gota, se extenderá como el aceite. Sus métodos de acción bajo la ocupación habrán de ser enteramente opuestos a los de la guerra convencional: durante los combates de liberación, la resistencia se combinará con los ejércitos aliados, y en ocasiones se incorporará a ellos. Por supuesto, comparadas con las operaciones ejecutadas por las fuerzas regulares, las acciones de la Resistencia son de magnitud reducida. Pero éstas habrán ayudado muy eficazmente a aquellas. En Checoslovaquia, Polonia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, la Resistencia se consolida cada día más por medio de:
 1) servicios de información que pronto cubrirán toda Europa, 2) acciones de sabotaje que, llevada al cabo al principio de modo aislado y deshilvanado, se organizará posteriormente siguiendo un plan de conjunto y bajo las órdenes del alto mando interlineado, 3) ejércitos secretos, que con tanto éxito habrían de ayudar a las tropas de desembarco y que con tanta frecuencia facilitarían su misión, 4) prensa clandestina que se multiplicó enormemente y diversas modalidades de guerra psicológica, 5) ayuda a los evadidos, a los judíos, a los prófugos y otros “ilegales”. En la Unión Soviética, las poblaciones civiles, junto a las unidades marginadas de las fuerzas regulares que esquivaron la captura, emprenden la guerra de guerrillas, paralizando la retaguardia, cortando las comunicaciones, atacando los transportes, los cuarteles generales y los aeródromos, destruyendo los depósitos [...]. En Yugoslavia, la guerrilla fue implacable y permanente. Las fuerzas de guerrilleros habrían de ir transformándose paulatinamente en ejércitos regulares que acabarían por liberar su país prácticamente solos” (Bernard. 1996, 14-23). 

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